martes, 9 de abril de 2019

Clok..., clok..., ¿se puede?

-Clok…, clok…, -llama uno de Mieza a una puerta en La Zarza. Es noche cerrada.
-¿Quién va?, -responden- preguntando desde la cocina de la Zarza.
-Soy del pueblo de Mieza y vengo vendiendo enguilas.
-Pero, ¿cómo vienes a estas horas y con esta noche de boca de lobo? Pasa y caliéntate.
-Vengo de La Vídola por el Puente Robledo. Estoy arrecido de frío.
-Los de Mieza no tenéis miedo a nada.
-Bueno, algo de miedo dan esos troncos de roble que de noche parecen fantasmas.
-Mete el mulo en la tenada y cena con nosotros.
-No, traigo la merienda en el fardel.

-Deja el fardel para mañana.


-Bueno, dale este kilo de enguilas a la mujer para que las fría y las cenamos esta noche al calor de la lumbre. 
 Ah, aquí en las alforjas tengo una botella de vino. Un poco levantao está, pero…, es lo que hay.
Cenaron una buena fuente de patatas con bacalao y detrás las ricas enguilas del Duero.
-Ayer mismo las pescamos en el Cachón.  Ahora baja poco crecido el Río y nos permite meternos en el agua,  porque cuando baja bravo,  ¡carajo con el Duero!
­Y ¿de qué familia eres?  –preguntó el de La Zarza-.
-Soy de los Tirariras por parte de padre y de los Meregildos por parte de madre. Prima mía era la Pepa de Mieza, casada aquí en La Zarza con Paco.
-Pues era vecina nuestra, vivía calle abajo cerca de la iglesia. Una buena mujer.
El de Mieza quería dormir en el pajar al lado del mulo. Pero no, durmió plácidamente en un mullido colchón de lana. Por la mañana se despidieron y quedaron como amigos de por vida Manolo el de La Zarza y Venancio el de Mieza. Un fuerte apretón de manos. Sellado.
-Adiós.
-Adiós.

3 comentarios:

  1. Tu fábula, Venancio, que es casi, casi real, es de fábula, quiero decir, extraordinaria.
    Aunque ya en mi blog te he dado la bienvenida a nuestro Rincón bloguero, quiero también aquí repetirla de nuevo y desearte que te encuentres a gusto entre nosotros. Aquí nada de exigencias, ni prisas, ni condición alguna. Somos como una familia, donde se entra y sale sin llamar, se hace y se dice lo que se quiere, cuando se quiere y haya ganas. Hay confianza. Ya irás viendo que aquí, en nuestra página y su entorno, abunda el buen humor (“una página hecha con amor y humor”), donde tú no tendrás ningún problema pues tu presente entrada tiene buena carga de ambas: De amor y humor, además de la carga de enguilas.

    ¡BIENVENIDO, VENANCIO! -Manolo-

    ResponderEliminar
  2. Bien venido a este sitio Venancio: vengo siguiendo tus publicaciones en la prensa local con las que me siento integrado en las maneras, costumbres y vivencias de nuestra zona justamente relatadas.
    A partir de ahora tendremos mas facilidad para seguir disfrutando de tu capacidad para trasmitir relatos y recuerdos de antes que seguiré leyendo con mucho interés.
    Creo que el administrador de esta página ha traído el mejor fichaje.
    (Paco)

    ResponderEliminar
  3. Me alegro de verte aquí, Venancio, en este espacio que Manolo ha reservado a los blogueros, lo que para mi es algo parecido a los trovadores en su época, por aquello de contar historias. Espero poder saludarte más pronto que tarde y echar unas parrafadas sobre nuestro entorno arribeño. Tú tienes sin duda las alforjas llenas de vivencias, como la que relatas aquí y será un placer leértelas. Tengo una anécdota de hace muchos años, principio de los ochenta, cuando visité la central del Salto de Aldeadávila y creo que fuiste tú quien nos facilitó la entrada. Ya me lo aclararás. Un cordial saludo.

    ResponderEliminar